En enero del 2010, Trujillo recibió la visita de la José Bernardo Toro, filósofo y asesor colombiano de varios gobiernos municipales y nacionales, gracias a AVINA y la institución Trujillo Ahora, dirigido por la activista Marcela García, fallecida lamentablemente este año. Vino a Trujillo para exponer a las entidades municipales de entonces, así como a varios integrantes de la Sociedad Civil, los logros que había alcanzado Bogotá para salir de la situación en la que se hallaba esa ciudad sobre la que pesaba una mala fama de violenta y desordenada. Otros ejemplos más han surgido en Latinoamérica como Medellín o Cuenca en Ecuador. Ciudades en las que se ha priorizado la calidad de vida de sus ciudadanos y una relación amigable con el medio ambiente y el manejo de los diversos espacios de una ciudad cualquiera. La exposición fue muy clara, motivo por la cual hubo una luz de esperanza por que nuestras autoridades decidieran dar el salto para convertir a Trujillo en una ciudad modelo. Aquí les alcanzo mis impresiones de aquella reunión: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2010/01/trujillo-la-ciudad-en-la-que-queremos.html.
En 2015, en el Primer Congreso Internacional de Turismo Sostenible realizado en Chiclayo, asistí a la conferencia del Ing. Freddy Espinoza, quien expuso los pasos para haber obtenido los logros de haber convertido a la ciudad de Cuenca en un modelo de ciudad sostenible, logro alcanzado por sus ciudadanos y sus autoridades, unidos para obtener un fin común: ser Patrimonio de la Humanidad. Aquí les detallo más sobre ese Congreso: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2015/10/turismo-sostenible-y-sus-posibilidades.html. Y luego, en el 2019, Trujillo estuvo postulando, infructuosamente, para convertirse en Patrimonio Mundial, logros alcanzados por Cuzco, Lima y Arequipa, ciudades que han alcanzado ese rango por su patrimonio histórico y arquitectónico. Trujillo podría serlo, pero hay una serie de carencias de infraestructura que hacen aún inviable una nueva candidatura. Hay avances hechos por el PAMT para replantear algunos puntos. Pero es necesaria voluntad política y la participación comprometida de los ciudadanos de hacer cambios.
Ahora todos quieren volver a la “normalidad”, a esa pesadilla en la que se ha convertido la ciudad (no solo su centro histórico), deteriorada por un parque automotor decrépito, la impunidad de los conductores, un transporte público decadente y, lo peor de todo, la escasa disposición de autoridades de querer tomar “el toro por las astas”. Diversos colectivos ciudadanos exigen cambios drásticos para hacer una ciudad más amable y atractiva para sus habitantes, proponiendo el uso masivo de medios de transportes más saludables, baratos y seguros como la bicicleta; más áreas verdes para una ciudad sofocada por el pavimento. Sabemos que hay lobbies interesados por mantener líneas de transporte en vez de pensar en el bien común. Esperemos que la sociedad civil actúe presionando hacia estos cambios que son urgentes y necesario para nuestro bienestar y el de los futuros ciudadanos.
GERARDO CAILLOMA
