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jueves, mayo 22, 2025

Juventud, divino tesoro codiciado

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El sondeo de opinión de Ipsos tras el fallido golpe de Merino ha sido contundente: 94 % de los encuestados rechazaron esta asonada. El numeroso apoyo a las marchas de estos encuestados ha sido una muestra, también, del grado de hastío y decepción no solo del breve presidente de facto, sino de toda la clase política representada en un Congreso cuestionado y repudiado a lo largo de nuestro país. Las marchas fueron convocadas por movimientos juveniles y otro tipo de organizaciones con una efectividad asombrosa de llamamiento, aunque con algunos problemas de organización durante el desarrollo de estas. Sin embargo, la contundencia de sus actos y la lamentable respuesta represiva del pseudo gobierno fueron determinantes para que los politicastros retrocedieran ante el vejamen acometido contra la democracia. Las marchas fueron apoteósicas, sobre todo las del martes 10 y la del sábado 14 no solo en Lima, sino por todo el Perú; además, muchas personas que no salieron a las calles se unieron a la protesta con bocinazos y cacerolazos; las marchas en Lima fueron reprimidas violentamente y cesaron ante la lamentable muerte de dos jóvenes; tras ello, vino la debacle de Merino y su impopular gabinete de manera estrepitosa. Crónica de una intentona fallida. Sin embargo, los promotores de la fallida asonada están anclados en el Congreso a vista y paciencia de todos. Hay que estar alertas.

Los jóvenes han sido los reales protagonistas de esta acción. No han sido los partidos políticos, ni las simpatías por el expresidente Vizcarra ha sido el principal móvil. Ha sido una juventud desconocida y maltratada por las generaciones mayores. Han sido los jóvenes que son sujetos de burlas y escarnios de personas mediáticas que los tildan de irresponsables, pulpines o borregos. Son los jóvenes que usando la virtualidad y con un nuevo concepto de civismo han ocupado las calles para asumir un rol que los mayores y los partidos políticos dejamos de ejercer. Sus armas son los celulares, sus balas son las grabaciones en Instagram o Tik Tok.  Son un nuevo poder, una nueva fuerza que se ha mostrado activa y eficaz para actuar ante la pusilanimidad de los mayores; y es su vitalidad la que ha inflado de energía a los demás. No son carne de cañón, son un alma que revitaliza a un país, a una nación, a una sociedad cansada y amilanada por la corrupción y el cinismo que vemos en los políticos enquistados en esas congregaciones semi delictivas en las que dicen militar. La incomprensión que se tiene de ellos llegó a su cúspide con Ántero Flores Aráoz y su desconocimiento de su malestar. Ahora el cinismo disfrazado de arrepentimiento ha surgido entre diversos líderes políticos populacheros; saben que han despertado la ira del futuro colchón de votantes que, a la larga, los pondrían o desembarcarían en las próximas elecciones generales de 2021. Su actitud contrita se asemeja a las lágrimas de las plañideras. Los jóvenes, en su mayoría, están hartos de ser objeto de burla y manipulación de populistas ramplones que solo los ven como una masa votante manipulable. Ya están surgiendo los cantos de sirena, los de los encantadores de serpientes; mientras que los medios de comunicación retorcidos tratan de manchar la acción de los jóvenes incluso endilgando información negativa contra los dos fallecidos durante la marcha del sábado. Así de sucia será la campaña contra la juventud. Ahora han descubierto el poder que tienen. En el mayo del 68, los universitarios fueron poniendo de vuelta y media a toda la sociedad francesa de entonces y los partidos políticos de izquierda quisieron limitar su accionar; pero eran la fuerza de la indignación y el rechazo al silencio opresor que vivieron los que desbordaron a la política partidaria y se convirtieron en un epicentro cuyas ondas llegaron a todas partes del mundo. Estos nuevos ciudadanos peruanos deben de ir empapándose más de política, dejar el prejuicio creado contra ella en las últimas décadas y replantear el futuro que es, a fin de cuentas, suyo. La necesidad del cuestionamiento debe de radicar en la construcción de argumentos para reclamar a cuanto personaje les quiera pintar el mundo y llenarlo de promesas que nunca ser harán realidad. La construcción de algo mejor parte de un sueño combinado con la realidad. Así podremos poner las bases de un Bicentenario soñado por muchos de ellos.

Gerardo Cailloma

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