A raíz del Coronavirus (COVID-19), en diversas partes del mundo, se adoptó el aislamiento social obligatorio, como medida prioritaria para evitar el aumento de contagios, hasta que finalmente se tenga una vacuna contra el COVID-19.
Esta medida preventiva recomendada por los infectólogos en todo el mundo, ha producido «efectos adversos» en la población.
Estos efectos se relacionan, con una prolongada permanencia en nuestros hogares, limitaciones en salidas y paseos, situaciones que poco a poco nos iremos acostumbrando. Así cuando llegue el momento de salir a las calles, tengamos cierto miedo o temor. Este trastorno emocional, es conocido como «Síndrome de la Cabaña».
«Quien experimenta el síndrome de la cabaña puede experimentar ahora, por un lado, confort, seguridad y tranquilidad en las actividades en casa, pero a la vez puede sentir ansiedad, evitación e irritabilidad por el mero hecho de pensar en salir a la calle o retomar la vida que tenía antes del confinamiento». se explica en el portal especializado en psicología ITAE PSICOLOGÍA.
Para solucionar este conflicto, los especialistas aconsejan empezar a salir de manera gradual, respetar los protocolos (como el lavado de manos y el uso de tapabocas) para sentir mayor seguridad y practicar técnicas de relajación y respiración.
En tanto, durante la cuarentena, es importante para llegar en mejores condiciones al momento de su levantamiento, mantener el contacto con los seres queridos, buenos hábitos alimentarios, higiene y la práctica de ejercicios físicos, según las posibilidades de cada persona.