Semanas movidas. En pleno pico de la pandemia en muchas regiones del país, el Gobierno central ha decidido ir liberando ciertas actividades económicas, basado en la información obtenida de los Gobiernos regionales que las proveen, información un poco contradictoria y que podría generar resultados inesperadamente fatales en la realidad que estamos pasando.
Son semanas en las que la opinión pública ha levantado su voz de protesta ante los precios exorbitantes de los servicios médicos privados que obligaron al Estado a tomar medidas que, aunque nada convincentes y muy moderadas, exigen una tarifa plana en esos centros por los que cuales muchos ciudadanos han puesto en riesgo su futuro económico. Y peor aún, cuando en los medios circula que algunos medicamentos, como el Omeprazol, son sobrevalorados a precios astronómicos en lo que sería un verdadero acto delincuencial que atenta contra la ciudadanía. Sería bueno que entes reguladores constaten la veracidad de esta información y se les aplique la sanción correspondiente ante tal acto de usura; además, lo censurable radica en que algunas entidades han logrado recibir sumas interesantes de dinero en el programa de Reactiva Perú. Otro tema sensible es el de las pruebas de contagio COVID-19 que ha generado toda una oportunidad de negocio a ciertos laboratorios así de gente inescrupulosas que han comenzado a vender certificados falsos para los desesperados ciudadanos que quieren laborar. El tan consabido genio peruano, útil para pocos y peligroso para muchos.
Cuando esto venía sucediendo, las empresas de transporte público, caótico y con calidad de servicio bastante cuestionable, anuncia precios que golpearían mucho más los magros ingresos de miles de peruanos. Empresas que tuvieron años para ir cambiando rutinas y unidades de transporte ahora se ven ante esta situación. No hay que olvidar que es el transporte público, con hospitales y mercados, los principales focos infecciosos en cualquier ciudad del país. ¿Serán capaces de respetar el protocolo sanitario para evitar que la pandemia siga creciendo a través de sus medios de transporte?
Para cerrar con broche de oro, los políticos también aportan en este catálogo de irregularidades que ofuscan a miles de peruanos. Los congresistas actuales, promotores de varias disparatadas leyes, han comenzado a contratar a personajes cuestionados del antiguo Congreso; estos han regresado por la puerta falsa. Y han regresado con nombramientos disparatados contra la credibilidad de la débil democracia peruana. El ejemplo de Beteta a la Comisión de Inteligencia y de Milagros Salazar a la de Relaciones Exteriores es muestra de un total desprecio por la opinión pública.
A río revuelto, ganancia de pescadores. ¡Y qué pescadores!
GERARDO CAILLOMA