Anoche, Keiko Fujimori apareció en Ica para dirigir la clausura de su denominada Escuela Naranja, el programa con el que el fujimorismo busca formar nuevos cuadros políticos. En un evento cerrado al público, la lideresa de Fuerza Popular graduó a más de 150 participantes, entre militantes y simpatizantes del partido.
La cita se realizó apenas días después de que el Tribunal Constitucional ordenara archivar el Caso Cócteles, proceso en el que se le acusaba de lavado de dinero por los aportes a sus campañas del 2011 y 2016. El fallo le permitió reactivar su presencia política sin responder preguntas de la prensa, que no fue admitida en el evento.
Entre los graduados destacó Emma Mejía, exalcaldesa de Ica, quien reaparece en la escena local tras su polémico perdón público a su esposo denunciado por agresión. También participó Carlos Zegarra Sánchez, asesor del Gobierno Regional, señalado como uno de los posibles candidatos de Fuerza Popular al Congreso en 2026.
La ceremonia, descrita como “formativa” por el entorno fujimorista, sirvió como vitrina de reclutamiento político en una región donde el apellido Fujimori mantiene fuerte arraigo. “Formación, liderazgo y compromiso” fueron las palabras más repetidas durante el acto, en el que también se evocó la figura de Alberto Fujimori, presente en discursos y consignas.

En redes sociales, la reacción fue inmediata. Varios usuarios calificaron el evento como una “lavada de cerebro naranja” y cuestionaron que se use la imagen del exmandatario para fortalecer el adoctrinamiento de nuevos simpatizantes.
La aparición de Keiko en Ica, sin cámaras ni entrevistas, marca su retorno al ruedo político. Lo hizo con la cautela de quien mide cada paso, pero con la confianza de saberse libre de su caso más pesado. El fujimorismo vuelve a moverse, y esta vez, lo hace bajo el lema de la “renovación naranja”.






