Escribo esta columna basada en una apreciación de lo que se ve mucho en los momentos difíciles, y que de pronto no solo lo hacemos en ese momento, sino que nos habituamos a hacerlo queriendo en el fondo tener un acto caritativo ante el que lo necesita.
Cualquiera que se conmueve ante la situación de una persona que tiene necesidades piensa en primer lugar en ayudarla económicamente; tal vez sea algo que nos permite de una sola vez tranquilizar nuestra consciencia y seguir con lo nuestro.
La gente de alguna manera también se ha acostumbrado a que si pasa necesidades lo que necesita es apoyo económico. He visto a pocas personas que en vez de mendigar limosnas solicita apoyo para conseguir oportunidades de trabajo. Es probable que si de ambos lados consiguiéramos cambiar el chip, las cosas podrían ser diferentes.
Necesitamos darnos cuenta que con la mejor intensión estamos anulando a las personas; pues al ayudarles sólo económicamente les estamos dando el pescado, con lo cual esas personas todo el tiempo van a ser dependientes de la caridad del otro; caso contrario sería si les apoyamos a generar sus propios recursos; siguiendo el ejemplo, les estaremos enseñando a pescar, lo cual soltarían la dependencia a la caridad. ¿Qué viene con esa independencia?, ¿Que ganarían ellos?; libertad económica, crecimiento profesional, lo más importante ganarían dignidad. El país ganaría gente que deje de endosar sus votos por una canasta con comestibles que lo que le genera a nuestro país es retraso y seguir siendo tercer mundistas.
Al leer podemos pensar que es obra del gobierno que realice éste tipo de cosas; ¿Qué pasaría si nos juntamos 5, 10, en fin, personas para enseñarles una actividad económica que los sostenga? ¿Que ellos mismos puedan generar sus propios recursos?
De pronto necesitamos entrar a un espacio de crecimiento y mejorar lo que venimos haciendo; mirar a éstas personas necesitadas con dignidad y con capacidad de apoyarse por sí mismo; retirar el pobrecito desde la lástima y poner el pobre desde el amor y que podemos contribuir a que dentro de su libertad mejoren su propia situación económica y moral.
Con lo escrito no quiero decir que les dejemos de apoyar; estoy diciendo que sería muy bueno buscar alternativas para que generen sus propios recursos, libertad económica.
Nathali Reyes C. – Coach Facilitador.
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